Excesiva veneración a la letra de la ley o a los formalismos legales. Respeto casi supersticioso de la norma jurídica. La palabra se usa generalmente en forma despectiva para referirse a la actitud de quienes, en su exagerado apego a los formulismos legales, anteponen la ley a la justicia, sin considerar que aquélla debe ser un instrumento al servicio de ésta.
El legalismo es el apego fetichista a las formas legales, que puede llegar a ser una aberración. Para combatirlo muchas Constituciones mandan, especialmente con relación a la administración de justicia, que en la interpretación y aplicación de la ley no ha de desatenderse su espíritu a pretexto de observar su forma.